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Apuntes sobre un Arte de Utilería

Por Ricardo Pizarro

 

De Utilería es un proyecto de exposición individual, que agrupa una serie de obras cuyos materiales (plumón, toalla desechable, tela sintética de embalaje, planchas y molduras de aislapol) dan cuenta de una puesta en escena expositiva que pretende parodiar, en alguna medida, la manera tradicional de exponer “pintura”, reflexionando acerca de las (in)utilidades que representa el hacer arte contemporáneo desde nuestra escena artística.


Desde una operación de llenado sobre las cavidades en bajorrelieve que presenta la toalla desechable (de fabrica), se procede a dibujar a base de puntos con plumón color negro y rojo, diversas perspectivas y variaciones de cubos sobre cortes o unidades de 20 x 20 cm, que después son dispuestos reticularmente y adheridos con alfileres (al modo más tradicional de los diarios murales escolares) sobre planchas o soportes de aislapol. Posteriormente éstas son enmarcadas con molduras también de pluma-vit.


El resultado simula o se asemeja -desde una silente ironía- a una serie de cuadros extra livianos dispuestos tradicionalmente sobre el muro de la galería, no obstante, estas obras mantienen la pulcritud original de cada uno de sus elementos, que en suma, generan una serie de obras eminentemente blancas, pulcras y livianas, cuya materialidad (elementos de producción industrial elaborados con el fin de resolver de manera práctica, liviana, económica y/o desechable, variados propósitos domésticos o industriales), dejan en evidencia las posibles relaciones o tensiones planteadas desde un hacer en falso. Esto es, una escenificación de lo políticamente correcto en términos expositivos, incluso en los circuitos más críticos del arte contemporáneo chileno. La levedad o ingenuidad de seguir dócilmente toda norma predispuesta de los programas de inserción, neutraliza toda posición crítica frente a su propia escena.


La utilería, como conjunto de utensilios, de herramientas, que se ponen al servicio de una representación, de una escenografía dispuesta por cierto a engañar o simular un lugar (u objeto), a un espectador que se deja llevar por el poder de lo representativo. La utilería como estrategia económica, desechable o reciclable, como maquillaje que encubre su propia constitución material, como puesta y apuesta en escena de una ficción que permite decir, contar, inducir o reconstruir una idea o hecho.


Pero estas obras se muestran materialmente originales, demuestran su cuerpo sin maquillar, entran en escena desprovistas de más efectos que encubran su identidad, su liviandad o levedad, no pretenden suplantar otra cosa, sino indagar en su propio potencial representativo o simbólico. Estas obras hablan entonces desde sus elementos constituyentes. No obstante, se hace alusión aquí, ya no desde los elementos puramente materiales sino representativos tales como el dibujo (a través de punteo sobre la toalla desechable) de cubos en perspectivas, a otras ficciones de las que se ha servido el arte, para resolver el tema espacial en un soporte bidimensional, me refiero a la perspectiva como elemento ficticio inventada como sistema de representación de volumen y profundidad en el plano bidimensional. Un cubo dibujado en un plano es entonces otra ficción, es una representación que traduce en un plano de dos dimensiones un objeto o modelo de tres dimensiones. De esta manera se establecen diversas relaciones entre ficción y realidad, entre utilidad y desechabilidad, entre estrategia y autogestión.

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