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Desvíos y heterodoxas
Tentativas recientes en torno a la abstracción

Curador Patricio M. Zárate

Sala de Arte Mall Plaza Vespucio, Santiago, Chile. Mayo-Junio 2013


Sala de Arte Mall Plaza Trébol, Concepción, Chile.
05 de julio / 04 de agosto 2013

Desvíos y heterodoxas. Tentativas recientes en torno a la abstracción

Durante mucho tiempo la abstracción geométrica suscribió nociones e ideas restringidas, demostrando en varias ocasiones cierta rigidez e intolerancia, pero al poco tiempo, igual que muchos movimientos artísticos, se convirtió inevitablemente en un concepto genérico, admitiendo más tarde intromisiones e injerencias de distinta índole, llegando incluso en la actualidad a suscribir cualquier intento de deserción: momentos de incertidumbre y contrasentido que encuentran finalmente la salida en el desvío, la indeterminación y la heterodoxa. Desestimado por algún tiempo, ahora el lenguaje geométrico es revisitado, reconvertido y a veces también desacreditado; estas prestaciones y citas adulteradas van conformando una entidad artística inesperada con proposiciones que muchas veces contradicen los preceptos originales de la abstracción pero que le dan un aspecto más cercano y festivo. Muchos artistas a través de su historia iniciaron una deserción planificada y sistemática de los movimientos artísticos, distanciándose de los discursos estéticos predominantes, desafección que alcanza el geometrismo en la actualidad a modo de apostasía; un recurso visual para hablar de lenguajes extraviados, donde revisitar se convierte en una disposición utilitaria, del que no está ajeno la ironía, condición facilitada además por la suficiente distancia histórica. 

 

La recuperación del arte geométrico aunque parezca a estas alturas anacrónica y forzada, revitaliza esta tendencia con nuevos aportes y sugerencias. En estos intentos de reacomodo y relectura algunos se apoyan en la precariedad y la versatilidad del material, un gesto simple sin mayor pretensión aunque a veces resulte inverosímil, logrando un cierto efecto perceptual de movimiento, superposición y transparencia, otros en cambio se sustentan en la estabilidad y permanencia matérica, con una densidad y espesor especifico, y también están aquellos que intentan recuperar ciertas fisonomías y semblantes de la geometría pero de un forma más versátil y lúdica. Los artistas reunidos en esta ocasión provienen de distintos ámbitos, algunos del diseño, las artes visuales incluso autodidactas, pero todos tienes en común su proximidad o vínculo con la abstracción geométrica, reactivando una tendencia artística que a pesar de los homenajes había quedado en el olvido. Pero más que un intento de recuperación, es mostrar un fenómeno reciente que pone énfasis nuevamente en los aspectos formales del arte, con la dispensa que otorga el tiempo, más serena y dispuesta.

Senaquerib Astudillo recurre a la retícula, una figura muy utilizada por los artistas que ahora adquiere una extensión plena, abarcando la totalidad de la superficie del cuadro. Esta ordenación ortogonal básica a través de líneas verticales y horizontales conforma una cuadricula regular permitiendo armar una trama homogénea e inalterable. El carácter lineal se logra a través de una incisión o raspado sobre la superficie, provocando una saliente o surco muy similar al pliegue o doblez en el caso del papel craf, permitiendo conformar una malla sobre la que aplica capas sucesivas de color, esta superposición de anilinas, capa sobre capa, van acentuando el tramado original, generando una superficie plana y una sensación de color específica, la sucesión de pincelas levanta la incisión fortaleciendo la cuadrícula. El énfasis esta en el valor de la superficie y el color con una predisposición consciente hacia la contemplación y el silencio. Ricardo Pizarro en cambio utiliza un tramado prefabricado por la industria del papel, en este caso la “toalla nova”, el dibujo decorativo impreso en bajo y sobre relieve le sirve como soporte para incorporar su propio código caligráfico a través de consecutivos puntos aplicados con lápiz de tinta, al principio monocromo, pero ahora, en sus últimos trabajos, cargados de color. La falta de perdurabilidad, el carácter desechable de su obra establece un analogía con los productos de consumo, digeridos, utilizados y finalmente convertidos en residuos, está metáfora efectiva sobre el acontecimiento real se aleja de cualquier militancia dogmática con el formalismo, sólo es un subterfugio que establece similitud y equivalencia con ciertos modos y procedimientos propios del geometrismo.

Por el contrario artistas como Liliana Iturriaga, retoman aspectos esenciales del arte cinético incorporando la luz y el movimiento, en apariencia de factura muy similar a sus congéneres, pero con una variante controvertida: incorpora la gestualidad e incertidumbre el desplazamiento corporal, considerando el azar y el accidente como posibilidad constructiva de obra, nociones que en otra época serían inverosímiles y contrapuestas. Ana Hirschmann, comparte esta adhesión devota por las premisas esenciales del arte cinético, pero desde una modalidad propia y equidistante más cercana al Op art, sus depuradas articulaciones en relieve incorporan materiales actuales propios de la industria del diseño, composición simétrica progresiva que se descompone a partir de las formas y figuras que surgen al interior de su morfología primaria, el carácter serial y el encadenamiento conforman nuevas figuras aparentemente aleatorias, pero reguladas con absoluta precisión por la artista. La obsesión por el corte y la articulación exacta de las formas le dan a sus trabajos una factura acabada y aséptica, ayudada por los materiales como él acrílico y tecnologías de uso más actual como el láser digital y el diseño por computador. 

Patricio M. Zárate

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